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Museo de Oro, Lima, Perú


LA HISTORIA DEL HALLAZGO

DE LOS SIETE LEONCILLOS DE ORO

Profa. Jenny M. Flores Valera

Presidenta del Centro de Promoción Turístico-Cultural

Pampa Grande-Moche


En el verano de 1925, cayeron lluvias torrenciales en la costa norte del Perú; el departamento de Lambayeque fue inundado por estas fuertes lluvias y los ríos condujeron un formidable caudal de agua. El 18 de marzo de 1925, el río Chancay registró un caudal record de 1,000 metros cúbicos por segundo en la estación de aforos de "La Puntilla".

En la margen izquierda del río Chancay, frente a "La Puntilla", está ubicado un monumento antiguo denominado "La Capilla", el cual es un gran adoratorio construido íntegramente de adobones. Luego de estas lluvias, un campesino que moraba en la Hacienda Pampa Grande, llamado José Wenceslao Diez, de apodo Kunka, caminaba por los alrededores de "La Capilla" buscando un asno de su propiedad que se le había extraviado. En su búsqueda observó que las lluvias habían originado derrumbes de algunas plataformas de La Capilla, y le llamó la atención que de una de las paredes que se habían caído sobresalía un bulto. Lleno de curiosidad, este campesino se acercó para verlo de cerca y se dió cuenta que era un fardo funerario. Procedió a romperlo con su machete, para abrirlo, y encontró en su interior un cadáver envuelto con mantas, acompañado de varios objetos de oro, entre ellos siete jaguares hechos de láminas de oro.

Kunka colocó todos estos objetos de oro dentro de su alforja y regresó a su casa muy sorprendido y nervioso. Al siguiente dìa viajó a la provincia de Pacasmayo y vendió gran parte de este hallazgo a un comerciante extranjero ambulante. Poco después regresó nuevamente a su casa en la Hacienda Pampa Grande.

En aquella época La Hacienda Pampa Grande la explotaban los señores Víctor y Enrique Baca; en un principio no se supo nada del hallazgo de este campesino, pero pronto se expandió el rumor de lo que había sucedido, pues se vió a Kunka disponer de dinero en fiestas y cantinas. Cuando el Sr. Víctor Baca se enteró de este rumor, hizo llamar al campesino, quien le confesó su hallazgo. Entonces Don Víctor Baca, que era su patrón, le dijo: ¡Haz hecho muy mal en haberte ido fuera de la hacienda para efectuar la venta de las piezas de oro que encontraste, pues yo también te las hubiera comprado y pagado buen precio! Entonces el campesino, como quería y apreciaba a su patrón, le dijo: ¡Yo he guardado algunas piezas pues no vendí todo el lote! Y se fué a su casa y regresó mostrándole dos de los siete jaguares que había encontrado. El Sr. Baca le entregó 500 soles de esa época, como pago. Al año de estos sucesos, en una reyerta, un balazo desconocido mató a Kunka.

Don Víctor Baca era socio de su tío don Enrique Baca; le entregó un jaguar y el otro lo conservó para si. Don Víctor Baca lo tuvo en su poder por muchísimos años y frecuentemente lo mostraba a todas las personas que mostraban interés en observarlo. Muchas de estas personas querían adquirirlo, pero don Víctor Baca no lo vendió. Posteriormente, después de muchísimos años, el Sr. Miguel Mujica Gallo, amigo del Sr. Baca le rogó que le cediera en venta este jaguar para incorporarlo a la colección de oro que estaba organizando. Entoncés el Sr. Baca accedió, dada esta finalidad.

Con el correr del tiempo, paisanos como don Alejandro Purisaca Hernández, que trabajó en la casa hacienda, contaba a su familia y amigos sobre la existencia de dos jaguares de oro que veía en el pupitre del patrón y así esta tradición oral impresionante de dicho hallazgo quedó impregnada en el Himno a Pampa Grande, cuyo autor don Carlos Ernesto Barrientos Aquino, también es conocedor.

En 1993, la Profesora Jenny Margarita Flores Valera funda el Centro de Promoción Turístico Cultural Pampa Grande - Moche, y habiendo llegado a este lugar la bibliotecaria estadounidense Elizabeth Betson, al ver la foto en blanco y negro de los jaguares en un reporte periodístico, ofreció enviar una copia del libro en el que se detalla el estudio de estos siete jaguares, cuyo título es SEVEN MATCHED HOLLOW GOLD JAGUARS FROM PERU'S EARLY HORIZON, y cuyos autores son Lechtman, Parsons y Young.

Con este último estudio realizado, sabemos que los siete jaguares de oro fueron pasando de mano en mano entre sus negociantes, hasta terminar en los siguientes museos: (1) Museo für Völkerkunde, Munich, Alemania; (2) Museo für Völkerkunde, Hamburgo, Alemania; (3) Museo de Finas Artes, Quebec, Montreal, Canadá; (4) Museo de Finas Artes, Richmond, Virginia, EE.UU.; (5) Museo Público de Milwaukee, Wisconsin, EE.UU.; (6) Instituto de Arte de Chicago, Illinois, EE.UU.; y (7) Museo de Oro, Lima, Perú.

Los pampagrandinos esperamos algún día la extradición de estas piezas a un museo de sitio que se construya en nuestra comunidad. Entretanto, seguiremos incentivando en nuestros descendientes el amor al legado incalculable del ingenio de nuestras culturas ancentrales.


Museo Público de Milwaukee


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