El sapo y la luciérnaga

Un sapo panzudo croaba en su pantano cuando vió brillar en lo más alto de las cañas a una luciérnaga. Pensó que ningún ser tenía derecho a lucir cualidades que él mismo no poseería jamás. Mortificado por su propia impotencia, saltó hasta ella y la cubrió con su vientre frío. La inocente luciérnaga se atrevió a preguntarle: Por qué me cubres? Y el sapo, congestionado por la envidia, sólo acertó a interrogar a su vez: Por qué brillas?

-- José Ingenieros (El Hombre Mediocre)


171205